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Villar de los Pisones es una localidad situada en la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León, España. Se encuentra enclavada en el valle del río Negro, afluente del río Tera, que nace en el alto de Peña Negra. Está ubicada al noroeste de la provincia, en la comarca de Sanabria, a aproximadamente 1 km de Palacios de Sanabria y Asturianos. Su entorno destaca por una exuberante naturaleza, con paisajes que combinan huertos, praderas y bosques, ideal para disfrutar de paz y tranquilidad. La localidad está próxima a la autovía A-52 (Rías Bajas) y la carretera N-525, con acceso habitual desde esta última a través de la CL-622 en dirección a Anta de Rioconejos, donde un cruce señalizado lleva directamente al pueblo. Su altitud es de 1.060 metros sobre el nivel del mar.
El nombre "Villar de los Pisones" proviene del término latino villare, derivado de villa, que originalmente significaba explotación agraria y evolucionó hacia aldea o pequeña ciudad en la última época romana y principios de la Alta Edad Media. Se cree que el apelativo "Pisones" hace referencia a los batanes o pisones que históricamente se asentaron a orillas del río Negro, utilizados para el procesamiento de tejidos, aunque estas estructuras han desaparecido y solo quedan restos de antiguos molinos. En la Edad Media, Villar de los Pisones quedó integrado en el Reino de León, formando parte del proceso de repoblación en la comarca de Sanabria. Durante este período, sufrió conflictos debido a su proximidad a la frontera con Portugal, estabilizándose a inicios del siglo XIII. En la Edad Moderna, formó parte de las Tierras del Conde de Benavente, dentro de la receptoría de Sanabria. En 1833, con la reestructuración provincial, pasó a pertenecer a la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa, y en 1834 se integró en el partido judicial de Puebla de Sanabria. Hacia 1850, el antiguo municipio de Villar de los Pisones se incorporó al de Asturianos. Algunos documentos medievales sugieren que el lugar pudo ser conocido como Golmaro.
Es el edificio más representativo del pueblo, datado del siglo XVIII. Destaca por sus canecillos con tallas variadas de personas y animales, y una losa en la parte alta del muro con la talla de un clavario.
Un lugar destacado para disfrutar de la naturaleza, con restos de antiguos molinos y batanes visibles en las inmediaciones.
El pueblo conserva la arquitectura típica del noroeste zamorano, con casas adaptadas a la ladera y construidas en solares irregulares, integradas armoniosamente con el paisaje.
Se celebra el 28 de enero, en honor al patrón del pueblo.
Tiene lugar el 21 de agosto, siendo otra festividad popular destacada.
El río es ideal para baños veraniegos y para la pesca de trucha sanabresa, una actividad tradicional en la zona.
Existen rutas de senderismo, mountain bike y ciclismo de carretera que parten o pasan por Villar de los Pisones. Una ruta destacada es la que va hacia Camarzana de Tera, aunque incluye tramos con terreno pedregoso que pueden ser desafiantes para ciclistas.
Durante el otoño, se puede disfrutar de la berrea de los ciervos, un espectáculo natural único en la zona. El entorno natural es propicio para caminatas y actividades al aire libre.